dPosta – El Superior Tribunal de Justicia, en conjunto con la Municipalidad de General Pico, compactó 37 vehículos y cientos de motos y bicicletas, en el marco de su política institucional de cuidado del medio ambiente. Sumado lo compactado por ambos organismos se superaron las 100 toneladas de chatarra.
Las tareas de destrucción, descontaminación, compactación y disposición final de las chatarras y de los vehículos decomisados se desarrollaron en el predio de la playa judicial, ubicado en calle 44 entre 3 y 5, a través del personal del municipio y de la Oficina de Objetos Secuestrados.
Entre las 37 unidades compactadas por la Justicia provincial hubo autos, camionetas, camiones y acoplados. Pero, como a su vez también el municipio realizó actividades similares con otra tanda de vehículos, en total se obtuvieron 109.720 kilos de chatarra; el equivalente a casi 110 toneladas.
Si bien el STJ comenzó con una política sistemática de cuidado del medio ambiente hace años, esta labor específica se realizó a partir del convenio de colaboración que firmó con la comuna piquense en abril del año pasado; dentro del marco de la ley provincial 3135 sobre el Régimen de bienes secuestrados en causas penales.
Previamente la Oficina de Objetos Secuestrados efectuó un relevamiento de las unidades que oportunamente fueran secuestradas y que estaban en condiciones de ser destruidas.
La iniciativa del STJ tiene fines ambientales y no es la única que apunta a esa dirección, ya a fines del año pasado el Tribunal aprobó el “Plan de gestión sostenible del Poder Judicial”, cuyo objetivo es contribuir al desarrollo sostenible y a la protección del medio ambiente a partir de una serie de acciones concretas en los procesos de gestión de residuos.
Cabe señalar que, en abril de 2024, el STJ y la Municipalidad firmaron el convenio por el cual se estableció la compactación de rodados secuestrados y, en el mismo acto, se confirmó la cesión de un terreno de Corpico ubicado detrás del Centro de Transferencia Sur, donde se mudaría el Playón Judicial.
La medida va en línea con la idea que el Municipio tiene de generar un gran espacio público en el bosque de eucaliptus del barrio Carlos Berg, donde ya se erradicó la canilera lindante al playón y no se descarta una futura relocalización del Corralón Municipal.